La memoria de SEGUIMIENTO DE LA CALIDAD FISICOQUÍMICA I BIOLÓGICA DEL AGUA Y DE LOS HÁBITATS DEL TRAMO FINAL DEL RÍO EBRO 2020, elaborada anualmente por el Centre d’Estudis dels rius Mediterranis – Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya desde el 2014, se realiza en el marco del “Proyecto LIFE MIGRATOEBRE (LIFE13 NAT/ES/000237): Recuperación de los peces migratorios i gestión sostenible del tramo final del río Ebro” (www.migratoebre.eu). Su objetivo es aplegar toda la información disponible de la calidad fisicoquímica i biológica del agua (excepto los peces, que se tratan en una memoria específica) y los hábitats acuáticos, para ver la evolución mientras se desarrolla este proyecto. En gran parte, estos datos son obtenidos para organismos de cuenca, básicamente de la Agència Catalana de l’Aigua i la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Las conclusiones extraídas de los datos disponibles se pueden resumir con los puntos siguientes:
La calidad del hábitat fluvial al tramo final del Ebro obtenida a partir del índice de hábitat fluvial (IHF) es, en general, buena o muy buena. La calidad del bosque de ribera (QBR) en el curso principal del Ebro es, en general, mejorable, variable entre buena i pésima. En cambio, en los afluentes evaluados, el Siurana i l’Asmat, el bosque de ribera esté, en general, muy bien consolidado. En los datos de 2019 se ha detectado una disminución de los valores de este índice en distintos tramos del curso principal del Ebro, posiblemente asociado a aguaceros entre el otoño de 2018 y el verano de 2019.
Los datos fisicoquímicos recogidos constatan un nivel de sales, cloruros y componentes nitrogenados (nitratos y nitritos) elevados, superiores a los que serían deseables. Puntualmente, hay valores de nitratos bastante extremos. Puntualmente, también se alcanza algún valor extremo de sulfatos. Los datos recogidos muestran una tendencia a la alza de determinados parámetros, como los cloruros, los nitratos y los nitritos, que durante el año 2018 y 2019 habían aumentado la cantidad de registros elevados, pero los datos del 2020 rompen esta tendencia, posiblemente debido al hecho de ser un año lluvioso y a un aumento consecuente de los caudales de los ríos, que habrían diluido estas concentraciones.
Los niveles de algunos metales pesados en peces en el embalse de Flix siguen superando ligeramente los baremos deseables para el consumo humano. Concretamente, el mercurio y el metilmercurio, que son los principales contaminantes detectados en peces, sobretodo en Flix y aguas abajo de este embalse. A banda de esto, se detecta un exceso de cadmi en moluscos de las bahías del Delta del Ebro.
En cuanto a plaguicidas, diazinon i clorpirifos son los compuestos que aparecen más al sedimento. Los valores más elevados en el agua corresponden al Delta del Ebro, sobretodo terbutrina y clorpirifos, con una gran variabilidad anual de sus concentraciones, asociadas al caudal y a la precipitación atmosférica.
Los indicadores biológicos basados en el cálculo de índices de macroinvertebrados acuáticos (mesurados en Flix, Móra d’Ebre, Xerta y Tortosa y al río Siurana en Bellmunt) y los índices basados en las diatomeas (mesurados en Flix, Ascó, Móra d’Ebre, Benifallet, Xerta y Tortosa y dos afluentes, el Siurana en Bellmunt y el Asmat en Capçanes) determinan una calidad del agua buena o muy buena a excepción de Flix, donde la población de diatomeas y fitoplancton muestra niveles mejoorables.
Los datos de biovolúmenes fitoplanctónico y clorofila “a” muestran unas condiciones de oligotrofia (con relativamente pocos abonos y pocas algas plantónicas) a la mayor parte de los tramos muestreados (Flix, Ascó, Móra d’Ebre, Benifallet y Xerta), mientras en Riba-roja se detectan niveles de eutrofia demasiado elevados, que en algunos registros se pueden considerar muy excesivos, de hipereutrofia.
Los índices basados en los macrofitos (IVAM y IVAM-CLM) mesurados en Xerta y Tortosa también determinan un nivel elevado de nutrientes, en este caso, dipositados en los sedimentos del río Ebro.